La tecnología, el mejor aliado para la movilidad sostenible en la ciudad

21 enero 2025 Compartir

Ante la creciente congestión en las metrópolis y los ambiciosos objetivos de reducción de emisiones de CO2, las ciudades necesitan reinventar su movilidad. En lugar de confiar en grandes proyectos de infraestructuras, el futuro del transporte público pasa por la tecnología y las soluciones colaborativas. 

Por Nicolas Manuelli, Director Asociado de BCG, Benjamin Fassenot, Socio de BCG y Gilles Trantoul, Director de Marketing de Matawan, una plataforma digital que facilita los viajes intermodales.

Es un récord del que París hubiera preferido librarse. Entre el 27 de abril y el 27 de mayo de 2024, la capital de Francia fue la ciudad más congestionada del mundo con más de 500.000 habitantes, por delante de Londres, Nueva York y Ciudad de México. Es cierto que los cierres asociados a los preparativos de los Juegos Olímpicos contribuyeron a los interminables atascos. No obstante, la ciudad figura regularmente entre las cinco con más tráfico del mundo. Las demás capitales europeas no tienen mucho que enseñarle. Aunque Berlín y Copenhague han demostrado su capacidad para reducir drásticamente las emisiones de CO2, el progreso general en Europa sigue siendo modesto.

En la mayoría de las grandes ciudades europeas, el acceso a sistemas de transporte público sólidos y fiables sigue siendo desigual. Sin embargo, desde 2018, un proyecto europeo de movilidad sostenible fomenta el uso de modos de transporte más ecológicos. El objetivo: reducir las emisiones de CO2 de un 35% para 2030 en el caso de los automóviles y en un 30% en el de los vehículos comerciales. Para lograrlo, los cambios ya en marcha probablemente no serán suficientes. La política “bâton” (palo en francés) puesta en marcha  por el gobierno francés (ZFE, reducción de plazas de aparcamiento, número de carriles reservados a los coches…) frustra a los ciudadanos y sólo resulta eficaz en las zonas más densamente pobladas.

"Se debería dar prioridad a los incentivos positivos. Pero en un contexto donde las restricciones en los proyectos de infraestructuras pesadas priman -y en los costes en general- muchos municipios se sienten disuadidos de proponer una oferta de transporte público mejor adaptada a la demanda."

Nicolas Manuelli, Director Asociado de BCG - experto en temas de movilidad..

Los viajeros están preparados para el cambio

Sin embargo, las cuestiones presupuestarias no deberían ser un obstáculo para mejorar la movilidad urbana. No todas las soluciones pasan por grandes proyectos, costosos y engorrosos. En lugar de centrarse únicamente en infraestructuras masivas, la clave reside en un enfoque más sutil, consistente en aprovechar las nuevas tecnologías y trabajar en ecosistemas. El contexto se presta para ello. En primer lugar, porque los viajeros están preparados para ello. Según el Banco Europeo de Inversiones, el 64% de los europeos afirman que preferirían el transporte público al coche si éste respondiera a sus necesidades. En segundo lugar, porque los nuevos modos de transporte se están democratizando. Uno de cada cinco hogares europeos posee una bicicleta eléctrica. El 38% de los franceses se plantean utilizarlas más y el 32% se plantea igualmente los patinetes eléctricos. Por último, las tecnologías están a la orden del día: la IA, el flujo de datos, el cloud computing y las API que facilitan la conectividad entre sistemas pueden combinarse para simplificar nuevos usos.

"En este ámbito, Francia dispone de una fuente de innovaciones tecnológicas que es esencial movilizar para desarrollar soluciones ágiles, sostenibles y accesibles, capaces de transformar la movilidad urbana de forma eficaz y económica."

Gilles Trantoul, Chief Marketing officer de Matawan..

Cuatro retos deben afrontarse al mismo tiempo:

  • Descarbonizar las ciudades significa ofrecer un transporte accesible para todos, fácil de usar y con una tarificación diferenciada en función de los recursos.  
  • El servicio debe estar garantizado, para generar confianza en el usuario.  
  • La oferta debe ajustarse a la demanda.  
  • Por último, las redes deben estar interconectadas y el paso de un modo de transporte a otro debe ser sencillo e intuitivo.

 

Inteligencia artificial y sistemas abiertos

Para cumplir estos cuatro desafíos, un uso mucho mayor de las nuevas tecnologías sería beneficioso para las ciudades. Empezando por la inteligencia artificial. Sus capacidades analíticas pueden utilizarse para predecir los niveles de tráfico según el día del año y el modo de transporte. Puede ayudar a optimizar el trazado de las carreteras, el volumen de las flotas de vehículos o predecir sus necesidades de mantenimiento. Mantiene actualizados los mapas de la red, ayudando a los usuarios a anticipar retrasos y desvíos, o a elegir la mejor combinación de opciones de transporte para llegar lo antes posible. París ya lo utiliza para anticipar los flujos de pasajeros en el transporte público. Lille para optimizar la distribución de su parque de bicicletas de autoservicio. Dijon, para centralizar la gestión de sus equipamientos urbanos conectados.

Muchas ciudades también tendrán que revisar sus sistemas informáticos, que con demasiada frecuencia son cerrados, es decir, incapaces de interoperar con otras redes digitales sin un largo y costoso trabajo de desarrollo. Hoy en día, es imposible pensar que un sistema pueda funcionar por sí solo: tiene que poder interconectarse con otros gracias a las API (interfaces de programación de aplicaciones). Por ejemplo, el sistema de gestión de las operaciones de autobús/tranvía debe estar conectado con el sistema de venta de billetes, que a su vez debe estar conectado con las aplicaciones utilizadas por los usuarios. Y todos ellos deben estar conectados al sistema de planificación.  

Soluciones diseñadas para la comodidad del usuario.

La interoperabilidad también se ve favorecida por el uso de la cloud computing. En las soluciones de movilidad históricas, la inteligencia residía en los equipos, que funcionaban en bucles cerrados. Por ejemplo, los billetes se validaban en una terminal independiente. Esto impedía modificar fácilmente la estructura tarifaria, y el intercambio de datos en tiempo real era limitado, sin contar con el  precio. Al trasladar la inteligencia de su red a la nube, la ciudad de Barcelona ha podido perfeccionar considerablemente el análisis de sus datos y ha optimizado sus servicios de transporte, desde la coordinación entre los distintos modos hasta la gestión de las obras de carretera.

Por último, queda por pensar en estas tecnologías en términos de comodidad para el usuario. El mejor ejemplo de ello son sin duda las redes que permiten pagar su trayecto con el móvil, o incluso directamente con la tarjeta de crédito. El uso de soluciones diseñadas en torno a los usuarios agiliza sus desplazamientos y permite seguirlos de principio a fin (de forma anónima), simplificando su transición de una infraestructura a otra (del autobús al tranvía, del tren a la bicicleta, etc.). También es una forma de ayudar a interfaces como Google Maps, o asistentes basados en IA, a ofrecer respuestas fiables a los pasajeros mediante la recopilación de sus datos.

Optimización de los sistemas existentes mediante nuevas tecnologías

¿Tendremos que hacer borrón y cuenta nueva? No, al contrario. A las ciudades les interesa aprovechar al máximo las inversiones existentes, coordinando al mismo tiempo un ecosistema de proveedores innovadores. La clave para facilitar la transición es recurrir a tecnologías que sepan gestionar el pasado Y el futuro. Es el caso, por ejemplo, de ciertos sistemas de ticketing en la nube que saben gestionar tanto las tarjetas de transporte de los años 2000 como los billetes desmaterializados.

Del mismo modo, es mejor favorecer los productos y plataformas estandarizados, porque los proyectos a medida, aunque respondan perfectamente a las necesidades de las autoridades interesadas, a menudo resultan difíciles de mantener en el tiempo.

"En la era de las plataformas de streaming de música, uno no se imagina a una emisora de podcasts desarrollando su propia plataforma específica para distribuir sus contenidos."

Benjamin Fassenot, socio de BCG - experto en temas de movilidad..

El enfoque SaaS (software como servicio), que ha ido ganando terreno en los últimos 20 años, permite el trabajo comunitario en este sentido: con él, los editores diseñan un software para todos sus clientes, que puede reutilizarse y actualizarse con el tiempo.

Para acelerar la descarbonización de las ciudades sin que ello suponga una carga pesada para sus finanzas, esas mismas autoridades pueden apoyarse, tanto en Francia como en Europa, en un ecosistema de editores completo que trabaja en el ámbito de la movilidad, con una experiencia reconocida internacionalmente. Ya no se trata de una visión futurista: las tecnologías ya son maduras, han sido probadas y han demostrado su eficacia. Corresponde ahora a los poderes públicos pasar del papel de diseñador informático al de director de orquesta. Su misión: movilizar a estos actores y conseguir que trabajen al unísono para producir soluciones innovadoras, sencillas y sostenibles para los usuarios. El atractivo de las ciudades del mañana se decide hoy, y ya es hora de que las autoridades públicas desempeñen su papel para que el transporte público entre en el siglo XXI.